Son las 5. Como en ayunas sentado en la banca de papel. Bebo un pensamiento, leo lo que escribo y vuelvo a empezar. El vino tinto no es mas tinto por estar servido. Las ideas se funden en un claroscuro de ideas. Y la diosa del olvido se acordó de mi.
Son las 4 y50. El tinto esta a medio tomar, como las barcas y las olas y las noches en su copa. Las sirenas suenan, pero también nadan. Una nube pasa, pero ¿qué pasa entonces?. Y si fuera al revés, la musa de los sueños soñaría por mi.
Son las 3. Fuertes vientos en el interior del alma, no saben a nada porque estoy lleno, ya comí en ayunas sentado en la banca de papel. Y si decido que no estoy solo, es porque solo me queda decidir. No habrán ríos que en sus lechos se rían de mi.
Son las 2 y treinta y cinco. Ni la diosa ni la musa ni los ríos. Respiro el agua que alimenta mi ego. Solo queda un papel por escribir. Escribo con la tinta de mis claros lapiceros, tinta como el tinto que me acabo de beber.
Y soy feliz, y no me importa.