Cuando un ángel se pose en tus mejillas, y las lágrimas endulcen una flor.
Cuando mueran tus pupilas en sus sueños, y creas conocer el resplandor.
Cuando sientas que tu piel es poesía, y veas el agua de color…
Pensarás que estás vivo por la vida, y vivirás el tiempo del amor.
Angeles del abismo surcan los cielos de tus miradas. Posible es endulzar tus lágrimas con gotas de limón. Los poetas también sangran con la voz de sus suspiros, inhumanos martirios navegando en una copa de cartón.
Trágate ira, majestad de los tormentos; hoy no es mañana, todavía. Sufra el sol que no puede besar a la luna, y si fuera de una, los besaría yo a los dos.
Cuando sientas que el pasado ya se ha ido, y el hechizo del quebranto sollozó.
Cuando veas con tus ojos los sombreros, en cabezas del olvido ya lejanos.
Cuando creas que sus labios son senderos, y quisieras recorrerlos con ardor…
Pensarás que estás vivo por la vida, y vivirás el tiempo del amor.
Angeles del abismo, mi dulce hechizo ha dado frutos. Quise una flor marinera, y en el extremo azul encontré dos. En las olas del sereno yo me caigo todavía; y si belleza es en sí, estar viviendo en la caída, apártate tierra extraña que no quiero verte aún.
Si no sientes sentimientos endulzados, con jarabe de suspiros en un sueño.
Si no crees que el tiempo siempre quiso, darte tiempo en soledad con quien tú quieres.
Y si el reloj de tus caricias olvidadas, gira solo en un sentido hacia tu piel…
No es culpa del destino más recuerda, que aún en lo divino, las abejas no comen miel.